ENTREVISTA
CON SILVIA VALERIO. CONFERENCIA INTERNACIONAL DE SIDA EN WASHINGTON DC, EU.
Beatriz Mora
“ Soy Silvia Valerio, originaria de México Distrito Federal, tengo 43 años de edad y 25 años viviendo con VIH. Soy una mujer activista que está dispuesta a seguir adelante y apoyar a la comunidad recién diagnosticada con VIH, sobre todo latinos y migrantes, de otros países que vienen a los Ángeles, EU.
Recuerdo que hace casi 30 años me dijeron: “tu esposo tiene SIDA, tú también y tu bebé se va a morir”. Yo tenía 23 años en ese tiempo. Me pusieron una transfusión de sangre cuando tuve una cesárea de mi primer hija a la edad de 18 años, en 1986, así fue como me infecté.
En esa época realmente no había nada, ni siquiera le hicieron la prueba de VIH a mi hija que tenía 5 años. Mi esposo murió en 3 meses, de octubre a diciembre, y fue por falta de servicio médico apropiado y de medicamentos.
Creo que la diferencia de que mi esposo muriera en 3 meses y yo tenga más de 30 años viviendo con VIH, fue la actitud positiva que yo asumí y el diagnóstico a tiempo, pues aunque los dos teníamos el mismo tiempo de infectados, él tenía un año presentando síntomas y no se le diagnosticaron, no sabían lo que era por falta de información. En México te decían que era fiebre o una infección de garganta y que se le iba a pasar. Fue hasta que se dieron cuenta que estaba perdiendo mucho peso y que las fiebres no se le bajaban, que le hicieron la prueba del VIH y se dieron cuenta que lo tenía.
Estuvo hospitalizado por 2 semanas y entonces me tomaron la muestra de sangre a mí y me dijeron que yo tenía SIDA, que él también y que mi bebé se iba a morir, pues en ese momento yo tenía 7 meses de embarazo, era mi segunda bebé. Ahora ella tiene 20 años y es negativa. La que es VIH positiva es la que en esa época tenía 5 años y ahora tiene 25.
Mi hija también sobrevivió, pues los niños no vivían más de 4 años en esa época porque no había medicamentos para ellos. La fortuna que yo tengo es que inmigré a los Ángeles EU, con esa niña de 5 años y aquí le hicieron las pruebas y la iniciaron en estudios clínicos inmediatamente, gracias a eso ella ahora es una líder de jóvenes y tiene una maestría en trabajo social. Mis expectativas de vida de inmigrar de manera ilegal a los EU era tener una mejor calidad de vida para mí y mis hijas.
En este momento, tenemos una excelente salud; y además, mi hija no creció con estigma, porque ella no conoce otra vida. Yo siempre hablé abiertamente de mi diagnóstico de VIH porque no quería que ella creciera con un trauma ni sintiéndose diferente a los demás niños. Para ella el VIH es algo natural y desde adolescente lo habló con sus amigos; ahora ya tiene su novio, su pareja y para ella no es un problema. El estigma y la discriminación nosotras la sacamos de nuestra vida para tener una vida con dignidad.
Comencé haciendo grupos de apoyo para mujeres VIH positivas, y a nivel nacional he estado en los diferentes programas de televisión. A nivel local, en las estaciones de radio y en los periódicos, pues cuando entrevistan, las mujeres no quieren hablar de su diagnóstico, por eso yo soy la vocera de las mujeres positivas en los Ángeles EU. También mis hijas, las 2 han participado en campañas de prevención a nivel nacional.
Para finalizar diría que una mujer es el motor de su familia y por eso no te permites enfermarte, porque no tienes tiempo; ni te permites deprimirte porque eso no está en ti; en cambio un hombre se puede dar el lujo de enfermarse y deprimirse, una mujer no, porque están tus hijos y tu familia. Esa es mi fuerza, es mi motor.
Si yo no me dejé vencer en aquellos tiempos que no había medicina y que no había nada era porque yo tenía dos niñas. Cuando mi esposo murió mi niña tenía 10 días de nacida y la otra 5 años y dije: No me voy a morir porque tengo estas dos niñas que sacar adelante. Y gracias a Dios ahora una tiene 25 años y otra 20 y las dos son universitarias. “
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