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16 de marzo de 2012

REMEDIOS Y CURACIONES



   Dedicado a doña Adelina Anell, deseando para ella una muy pronta recuperación y por el cariño
que le tenemos por todos sus años de servicio a la comunidad, al compartir sus saberes. 
¡Muchas gracias doña Ade!

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TOMADO DEL LIBRO “MIS RECUERDOS”, ESCRITO POR EL PROFR. RAFAEL MARTÍNEZ MORALES DE IXHUACÁN DE LOS REYES. SE REPRODUCEN A CONTINUACIÓN LAS PÁG. 58 A 60.

Hace mucho tiempo llegaban a mi pueblo, para su venta, pomadas como la belladona y la vaselina; ambas venían en cajitas redondas hechas con viruta gruesa.

Se usaban los chiqueadores de hojas frescas de alguna planta, o de rebanadas de papa.

Fue común el uso de hierbas para formar emplastos que junto con aguardiente se colocaban en la panza para refrescar o calmar algunas molestias. A dicho emplasto le llamaban “confortativo”.

Se hacían curaciones como la del empacho, del espanto, de la fontanela sumida. (En mi pueblo, a la fontanela le llaman “mollera”).

Doña Caridad López Vargas, mamá de mi esposa, a pesar de su avanzada edad, todavía realiza dicha curación; para lo cual asa uno o dos tomates de cáscara. Y estando aun tibios, forma con ellos un emplasto, le agrega un poco de azúcar y un poco de aceite de almendras, y lo coloca en la parte sumida del cráneo de los niños.

Curaciones como estas, han sido practicadas por nuestras abuelas y por las abuelas de nuestras abuelas.
Recuerdo que siendo niño, llegó un día una anciana a mi casa, quien al notar en mí la escasez de musculatura, dirigiéndose a mi madre le dijo “Este niño está espantado”; preguntó si había yo sufrido algún susto; mi madre contestó que solamente me había yo caído.

Al día siguiente se presentó la señora con flores, una botella conteniendo un líquido, y unas ramas. Me pidió que le indicara el lugar en el que me había caído, para que fuera, según ella, a levantar mi espíritu.
Llegó al lugar, colocó las flores en el suelo formando una cruz con ellas, se echó a la boca un buche del contenido de la botella, y lo descargó sobre las flores y sobre las ramas; quiso hacer los mismo sobre mi cara, pero interpuso rápidamente mis flaquillos brazos; en vano intentó repetirlo porque me alejé de ella; cosa que le disgustó.

Empezó a golpear con las ramas el lugar, pronunciando algunas palabras de las que únicamente recuerdo la de: ¡levántate, levántate!

Por esas mismas fechas otra señora se ofreció también a curarme de espanto; curación que consistió en ponerme yerbas con aguardiente en cada una de las muñecas, y las ató con tiras de trapo; me ordenó permanecer acostado; ella se despidió, yo esperé un poco a que se alejara y me levanté en contra también de la voluntad de mi consentidora mamá.

Me quité las yerbas y salí a la calle a jugar con mis amigos.

Como la anciana había ido a curar a alguien más de la misma calle, al regresar me vio jugando y sin las yerbas, y me manifestó su disgusto diciéndome algunas frases con gesto amenazador. La vi tan enojada que me asusté pensando que podría quejarse con mi madre; pero estaba yo muy atento para correr en caso de que intentara echarme el guante.

Hasta la fecha, no sé si esas curaciones me hayan hecho bien o no, a lo mejor ni me habían falta, y menos la levantada de mi espíritu, pues si mi espíritu hubiera estado tirado, al estar yo sin él, no hubiera podido andar –como decían en mi tierra- “corriendo y brincando como chivo”.

 CURACIONES QUE HAN REALIZADO NUESTRAS ABUELAS.
La ALJORRA se cura con pomada que se hace con manteca y bicarbonato; se aplica en la piel y en la colita del chilpayate con un tallo tierno de saúco.

Para prevenir y curar la ALFERENCIA, se prepara un purgante (jarabe) con rosa de castilla, anís de estrella, asadura de zorrillo, nuez moscada, caña fístola, pionía, salvia real y azúcar.
Se les da a los niños a los tres días de haber nacido.

Para el EMBARAMIENTO se aplica un emplasto formado con hierba hedionda (molida), aguardiente y sal.
El EMPACHO se cura con té de flor de muerto (zempatsúchitl), un pedacito de semilla de aguacate, y pequeñas porciones de tequezquite y bicarbonato.

Para el ESPANTO se coloca en cada muñeca un cataplasma de maltanchi con agua de espíritus.

Las ESTIRADAS de la panza se curan friccionándolas suavemente con aceite de almendras.

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Nota.- Estos datos fueron proporcionados por la señora Caridad López Vargas, de Ixhuacán, Veracruz.

2 comentarios:

  1. Alguien sabe que son los confortativos? Tengo entendido que son supositorios pero quisiera saber de qué y para que sirven

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