EVALUACIÓN DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Por: Verónica Carrillo Curi
El Relator Especial de Naciones Unidas (ONU) para el derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter, hizo una visita oficial a México del 13 al 20 de junio de 2011, para evaluar el cumplimiento de esa garantía. A invitación del gobierno mexicano, es la primera visita de un experto independiente designado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para supervisar e informar sobre el derecho a la alimentación.
En su visita el relator dialogó con el gobierno mexicano y la sociedad civil sobre las medidas adecuadas para una mejor promoción del derecho a la alimentación.
Oliver De Schutter, advirtió que de continuar aplicándose las actuales políticas públicas en el sector agropecuario, en tres décadas México dependerá en 80% de las importaciones de alimentos y cientos de campesinos seguirán abandonando sus parcelas.
En el foro “El hambre no espera” que sostuvo con 11 agrupaciones campesinas e integrantes del movimiento “Sin maíz no hay país”, manifestó su preocupación por la creciente dependencia alimentaria de México, el alza de los precios internacionales de los granos y su repercusión en el incremento de los pobres.
Uno de los efectos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), de 1997 a 2005, fue que los agricultores perdieron mil millones de dólares anuales, los más afectados fueron los pequeños agricultores, los más pobres.
Además, siete millones dejaron de practicar la agricultura. Al cuestionar la efectividad de los programas oficiales dirigidos al campo, como Ingreso Objetivo y Procampo, consideró que no han contribuido a reducir la desigualdad y, en cambio, sólo benefician a los grandes productores: “Una mañana de enero de 2007, me impactó que la población haya salido a las calles a quejarse por el incremento de 50 por ciento en el precio de la tortilla. Me pregunté por qué pasó esto si la producción de maíz blanco en el país estaba por arriba de los niveles promedio, me di cuenta que un grupo pequeño de compañías poderosas -como Cargill y Maseca- dominan los sistemas de distribución y utilizan su poder en el mercado para imponer un precio alto, es a ellos a los que se les debe exigir que bajen los precios”.
Entre sus recomendaciones, afirmó que es necesario apoyar a los campesinos para que formen cooperativas y tengan más capacidad de negociación dentro de la cadena alimenticia y que éstos desarrollen prácticas más ecológicas y menos dependientes de insumos como los combustibles.
Tenemos un horizonte alimentario complicado. La solución más viable es que tomemos en nuestras manos la posibilidad de ejercer la agricultura de autoconsumo y comencemos por cuidar nuestras pequeñas tierras con cultivos que nos permitan garantizar nuestra propia alimentación.
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