Foto: Oscar León |
En amena charla con Don Bernardo R. Xuchilt, nos cuenta que en Coatepec las famosas “levas” trajeron a mucha gente de otros estados y que se quedaron definitivamente aquí, durante el movimiento armado de 1910. Por aquí anduvo el General Sánchez de Teocelo. Recuerda que sus abuelos platicaban que tuvieron que cargarse en un canasto (de esos que se ocupan para la cosecha del maíz), a dos personas de la familia Altamirano, para que no los fueran a fusilar, y de esa forma salvaron esa situación. Posteriormente esta familia conservó cierto renombre en la ciudad.
Agrega que si no conocemos nuestra historia estamos condenados a repetir parte de ella, porque los hechos son cíclicos. En 1810 una primera revolución, 1910 resurge otra y en 2010, aunque no es una revolución, sí es una lucha armada, nada más observemos el norte del país totalmente caótico, y que aquí tocan cosas menores como el asesinato del presidente electo de Rodríguez Clara, pero que ya llegó y puede ser peor.
Los mexicanos debemos de aceptar que desde la primera elección, que dice ser democrática, ha habido fraude. Nunca han sido verdaderamente legítimas. Cómo olvidar cuando era candidato don Juan Andrew Almazán que hasta corrido tenia:
“De Sonora a Yucatán,
No hay gallo para Almazán”
Finalmente ganó don Manuel Ávila Camacho y dice cree que hubo fraude, toda la gente aseguraba haber votado por Almazán. Sin embargo, a pesar de haber sido un General de División, nunca se vistió con ropa castrense (Militar) siempre anduvo de traje. Y me llama la atención, dice Don Bernardo, que el actual presidente se haya vestido con traje militar. Para mi gusto le quedó muy grande el traje y no hay que olvidar que somos una sociedad netamente civilista.
Lamenta que la ciudad haya crecido de manera anárquica, sin ningún orden, generando la falta de los principales servicios para muchas colonias de la periferia y eso marca la diferencia entre unos que lo tienen todo y otros que casi nada tienen.
Invita a subir al Cerro de las Culebras para ver que donde antes había fincas, bosques y zona arbolada, hoy son los cinturones de miseria que rodean a la ciudad.
Consecuentemente también han desaparecido arroyos y mantos acuíferos que ya no existe. El río de Jalcomulco era enorme, llevaba muchísima agua y había buena pesca. Hoy no caen ni charales.
Por último reflexiona que los hechos históricos se deben conocer para entender mejor nuestra realidad actual.
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