Por: Arturo Díaz
Hace unos veinte días llevé a mi nieto a Villahermosa a practicar béisbol a un campo que pertenece a los Diablos Rojos de México. El entrenador es José Luis Amador, quien fuera receptor profesional. Tiene a chamacos entre 15 y 18 años de edad, pero todos estos peloteros están inscritos con toda su documentación y pertenecen a los Diablos que tienen su academia en Oaxaca. Son muchos los requisitos que los chamacos tienen que superar: mi nieto Daniel Díaz Cancino, le faltan 3 centímetros para tener la estatura de 1.77 cms. Ese es uno de los principales requisitos para receptor. Con bat de madera se juega y se practica, son cuatro días de entrenamiento de 15.30 a 18.30. A Daniel se le han ampollado las manos bateando y los pies jugando el día domingo; todo esto es muy duro.
También es menester manifestarles que Raúl Cano, vicepresidente de los Olmecas de Tabasco, lo está observando y, si Daniel no sube su estatura, lo mandaran a la Academia del Carmen, Nuevo León. Es ahí donde quiero llegar: que Veracruz, béisbolero de corazón, el gobierno, la Asociación de Béisbol, las ligas municipales, el Instituto Veracruzano del Deporte, el Águila de Veracruz, los Petroleros de Minatitlán, equipos profesionales de liga mexicana, es increíble que no tengamos una academia de béisbol. Tantos jóvenes que existen en el estado tienen que refugiarse en otra entidad para jugar béisbol profesional. Al hacer una academia pueden salir jugadores y hacer negocios con ellos, pero para eso se tienen que invertir recursos para que tengan buenos entrenadores y los chamacos un buen rendimiento, porque el béisbol profesional es como cualquier empresa donde existe también mucha política. ¿Si el gobierno de nuestro estado tiene inversión en peloteros profesionales, como es la Liga Invernal Veracruzana, por qué no en una academia de béisbol? Además, no dejar a gente sin escrúpulos, que lejos de ayudar a nuestro deporte, lo desgracian, como lo hicieron hace poco tiempo a los niños que ganaron el campeonato estatal en Veracruz: desconocieron a niños y entrenadores de Emiliano Zapata, y si intervinieron personas como el señor Carlos Sosa Lagunes, fue para que Ramón Arano fuera como manager a la competencia que se realizó en Mérida, Yucatán. Nosotros hacemos un reconocimiento a Paco Báez de Estanzuela y a Cholina Ruíz, que se sienten muy orgullosos del papel desempeñado por los jóvenes, ya que ellos fueron los entrenadores Si salen estos comentarios, es porque yo quisiera que todas las autoridades que mencioné, se preocupen por abrir una academia de béisbol, y por darle la oportunidad a nuestros jóvenes para que suban a un nivel más fuerte de juego. Así nuestro béisbol tendría más realce, y nosotros nos sentiríamos orgullosos al ver jugar a un paisano en grandes ligas. Esa es mi inquietud y ojalá Dios me deje vivir para ver realizado un sueño muy hermoso.
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