1 de junio de 2011

EDITORIAL

SIN GOTA, LA PACIENCIA SE AGOTA

Nuestras cabeceras municipales y congregaciones sufren estos días, o por los intensos calores o por los torrenciales aguaceros. Muchos le echan la culpa al cambio climático, como si éste no fuera producto de la mano del hombre y la negligencia de los gobiernos.

Mientras que transnacionales como Nestlé y Coca-Cola embotellan el agua de nuestros ríos y nos la venden carísima, igual que decenas de empresas purificadoras no siempre certificadas, los gobiernos municipales de la región siguen dando palos de ciego para abastecer del vital líquido a unos 250 mil habitantes. Las cosas ya se empezaron a salir de control y pronto la gente se hará escuchar.

Si bien hay municipios enclavados sobre “las faldas” del Cofre de Perote, como Ayahualulco, Ixhuacán y parte de Xico, que no tienen problemas de captación, distribución y suministro de agua a los hogares; y por otro lado existen comités o patronatos que dan cantidad y calidad en el servicio en lugares como Piedra Parada, Llano Grande, Monte Blanco y Mahuixtlán, por mencionar algunos, en el resto de las cabeceras y congregaciones los usuarios ya están hasta la madre por la falta de este servicio, tan indispensable para lavar la ropa, el aseo personal, la cocina, el hogar, las plantas y los animales.

En parte el problema tiene que ver con la ubicación geográfica de nuestros poblados, pues mientras “arriba” no hay problema, “abajo” es cada vez más difícil lograr entubar el vital líquido para saciar la sed de miles y miles de personas, a quienes se les exige pagar el agua, aunque no les llegue o cuando les llega es agua de chocolate “y hasta con desechos de parto”.

En Cosautlán, de acuerdo a los datos de esta edición, tres sistemas no han sido suficientes para resolver la falta de agua en las casas; comenzaron en 1950 aprovechando una captación ubicada en Xalatla, a unos metros de la carretera; siguieron buscando después en los 80's habilitando un sistema de bombeo desde las profundidades de Barranca Grande, entre Tecpitla y Comalixhuatla; y terminaron “subiendo” hasta Los Laureles, en los años 1995 y 1997, para captar y entubar 12 kilómetros el agua de tres manantiales, que le cuestan “un ojo de la cara” a cada administración.

El alcalde Rafael Martínez Morales, dice que el 80% de los usuarios mejor ya no paga el servicio, pues no lo tienen en forma regular hace años, ni en cabecera ni en las 13 principales congregaciones que dependen del sistema municipal; ex alcaldes como don Abraham Argüelles Pimentel, Humberto Díaz Riveros y Victórico Morales Ávila le dicen que no sea tonto y que ya no pague los 80 mil pesos que le están pidiendo los dueños de los terrenos, pues si bien son dueños de esas tierras, no son dueños del agua, le sugieren : rescatar el sistema de Comalixhuatla, convocar a faenas para recuperar la captación de Xalatla e intentar abrir pozos en las cercanías del campo deportivo de Pezoapan, gestionando recursos con gobierno estatal y federal.

En Teocelo el alcalde Cristian Téxon Viccon no acaba de levantar el tiradero que dejó Oscar Hernández de la Cruz con el cacareado proyecto de Cocoxatla, ni tampoco ha podido convencer a los morosos de pagar más de 6 millones de pesos de adeudos; y por si fuera poco tiene broncas con la gente de La Alameda y El Zapote para traer una parte del suministro, sin dejar de mencionar que Coyopolan y Monte Grande descargan sus drenajes sobre el río que nos abastece, según sus propios colaboradores.

Afortunadamente, en Teocelo sí hay un sector de la comunidad que está haciendo su parte, pidiendo ser reconocidos como coadyuvantes en este problema, para encontrar salidas a la problemática, más allá de trienios y siglas o colores de partidos. Esta agrupación, incluso, hace investigación y formula propuestas, no esperando que el gobierno les resuelva todo. Ojala que ninguno de sus miembros utilice tan meritoria labor como trampolín político en las futuras elecciones.

Pasando a Coatepec, descubrimos que la corrupción y la impunidad permitieron no solo un gran daño ambiental por la apertura amañada de fraccionamientos, sino también la liberación de anuencias para “secar un río”, el Pixquiac, que surte a congregaciones como Consolapa, La Orduña, Mahuixtlán y Tuzamapan, por la ambición de Víctor Arredondo Álvarez, ex rector de la Universidad Veracruzana y ex secretario de Educación, quien habría cometido un delito federal grave, en un área de 300 metros de largo por 15 de ancho, gracias a sus buenos oficios con servidores públicos federales, estatales y municipales.

La denuncia en contra de Arredondo, especifica que en las cercanías de su propiedad, causó un daño irreparable a la base del río Pixquiac, sacando piedra y arena para construir cabañas de un proyecto ecoturístico, por lo que si ahora lloviera, el agua ya no bajaría a esas comunidades, sino que se filtraría y se perdería en el subsuelo.

Se espera que la denuncia contra Arredondo pase de los medios a los tribunales, para que la justicia le eche el guante y lo ponga tras las rejas, deslindando otras responsabilidades como la del ex alcalde Sergio Joaquín Ramírez Cabañas, a quien se le investiga por otros presuntos delitos, incluido el caso de CMAS Coatepec.

No queda espacio aquí para referirnos al caso de Xalapa, pero baste decir que la capital del estado también podría colapsar en cualquier momento, si las condiciones en que se negoció el suministro del vital liquido con vecinos y autoridades de Quimixtlán, estado de Puebla, no se hace de forma transparente y en un ambiente de mutuo respeto entre comunidades y gobiernos.

En fin, para que el problema del agua no siga utilizándose como bandera política de candidatos, diputados y partidos; para que las empresas y purificadoras no sigan haciendo negocio con lo que es de todos; para que la corrupción y la complicidad entre servidores públicos no queden sin castigo, se requiere de una ciudadanía vigilante, exigente, responsable y decidida a coadyuvar en la búsqueda de soluciones para que por fin todos podamos disfrutar de las bondades da esta región, que es tan generosa que nos regala 200 días de lluvia al año.

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