¿Rojo sangre?
Algunos ya se pusieron la camiseta roja, otros la azul o amarilla, pero no para competir en el Mundial de Futbol, sino para disputarse los puestos públicos en ayuntamientos, dependencias estatales, próxima legislatura y titular del Poder Ejecutivo. Abstención, pesimismo y violencia podrían mezclarse en los próximos días.
Durante un mes, luego del periodo de precampañas, vamos a ver, oír y leer todo tipo de propaganda en medios de comunicación impresos y electrónicos, bardas, autobuses, taxis, espectaculares, playeras, gorras y paraguas, claro todo pagado por los contribuyentes.
Si las encuestas ya son irreversibles, para qué carajos nos gastamos millones de pesos en acarreos, batucadas, bailes, compra de espacio en prensa, radio y televisión; quién gana con todo ese derroche…
Con Duarte, Yunes o Dante no habría mucha diferencia en el estilo de gobernar. Todos fueron diseñados y cortados por la misma tijera: el PRI.
Sus discursos de campaña tratan de sorprender con anuncios espectaculares, pero quien llegue nos dará más de lo mismo : desempleo, pobreza, migración, simulación, corrupción e impunidad.
Hasta ahora en Veracruz no hemos visto a un gobernador tras las rejas por robarse el dinero del pueblo.
Si gana Duarte, ni modo que meta al bote a Fidel. Ni siquiera ordenaría investigar el destino de los 3,500 millones de pesos que Miguel Alemán nos dejó de deuda en 2004 y menos los 20,000 millones de pesos que se presume dejará también como deuda el gobierno de la Fidelidad, pues fue el propio candidato del PRI –como secretario de Finanzas y Planeación-, quien tuvo el tiempo necesario para arreglar los números…
Ahora que si Yunes da el estirón, con la ayuda de Calderón y Elba Esther, y gana la silla en Palacio de Gobierno, pues tampoco procedería contra todos los ex funcionarios salientes, no solo porque las cárceles serían insuficientes (todo mundo robó en los últimos seis años), sino además porque aun fingiendo que es de otro partido está comprobado que todos roban y su gobierno no sería la excepción. ¿Acaso los gobiernos del PAN se han destacado por honestos ?
De Dante la gente siente nostalgia y simpatía, pero porque el ex gobernador es un seductor profesional dentro de la política y supera en mañas y experiencia a los otros dos. Pero no hay duda, sin embargo, que como titular del Poder Ejecutivo en Veracruz, sus principales alianzas para gobernar no serían con un pueblo pobre y en la desesperanza, sino con empresarios locales, nacionales y extranjeros voraces y con elites y burocracias políticas asociadas a la mafia.
Lo demás está para llorar: candidatos al vapor, de muy bajo perfil y uñas largas, se despedazan entre sí para vivir del presupuesto los próximos tres años, como alcaldes o legisladores. Alguno se reciclan, cambiándose de partido, ante un electorado cada vez más harto de promesas y mentiras, que además sigue viendo los mismos rostros de hace tres, hace seis, hace nueve o más años.
Esta es la descomposición política que vivimos en Veracruz, reflejo de una crisis política nacional más profunda, que empieza a vivirse con miedo en la entidad, pues nunca un régimen se va sin dar los coletazos finales y menos si pierde la elección.
Antes era en los sótanos de la política, donde se fraguaban estrategias perversas para hacer daño al contrario y los medios ocultaban todo; ahora son las llamadas redes sociales las que –como en otros estados de la república- estarían siendo utilizadas por ciber-delincuentes para que Veracruz “no caiga en manos de los pederastas”, según el lema de su propia campaña.
De lo que se trata, dicen los expertos, es de mantener el control político del estado haciéndole la guerra sucia a los opositores más peligrosos del régimen que caduca, Calderón-Elba Esther-Yunes, pues –se dice- “a las mafias no les gusta jugar a la democracia”. Muy pronto sabremos si Veracruz se quedó con la camisa roja, de sangre.
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