2 de octubre de 2008

Jovita Tlalchi Anell, Trabajadora Incansable


Por: Beatriz Mora

Fue un gran logro entrevistar a doña Jovita para el Personaje Popular, pues a pesar de pedírselo durante mucho tiempo y de que los oyentes se comunicaban para sugerirla como personaje, fue hasta después que accedió a compartir con nosotros su testimonio de vida. Reproducimos a continuación su entrevista.

“Nací en Teocelo, en 1922, en la calle de independencia. Fui la única hija mujer. Vivía con mis papás. Mi papá siempre fue muy enfermizo y yo siempre andaba con él. Desde mi niñez, a los 8 años, acompañé a mi papá en el oficio. Íbamos a Jalcomulco y Tuzamapan, caminado y cargando la mercancía para vender dulces tradicionales, y de allá nos traíamos cargando la ciruela para venderla por esta zona. Llegábamos en la tarde a la casa, ya muy cansados; descansábamos un poco, porque al otro día desde las 4 de la mañana íbamos a Piedra Parada a pie y cargando otra vez a vender. A veces me echaba a un burro y era menos pesado. El difunto Álvaro Alemán, nos daba los dulces: de camote, manjar, cochinitos, cocadas, estrellas, él los hacia y nosotros los vendíamos. También íbamos el 3 de mayo a Llano Grande. La gente ha sido muy buena conmigo, no había tantas dificultades como ahora, era muy honrada y respetuosa. A la gente de Xico le tengo mucho cariño y afecto, la estimo porque iba diario a vender y me trataban muy bien. Me gané muchas amistades.

Recuerdo que antes, Teocelo era empedrado, venían los arribeñitos con su calzón de cinta, jalando a los bueyes que cargaban unas enormes vigas. El único que tenía un carrito era el difunto Luis Carrera. Los camiones empezaron a entrar aquí como en el 42, el transporte era a pie, en bestias o en el tren. Yo nunca viaje en el tren porque no me gustaba, disfrutaba mucho caminar, además me servía para hacer ejercicio y es lo que me ha hecho vivir sana.

Cuando estaba la plaza vieja, mi papá vendía por un lado y yo por otro, no faltaba qué vender, hasta cacahuates, pero la fruta del mango desde siempre la he vendido, me la traían de potrerillo, de Atonaca. Siempre se ha vendido bien, muy barato, pero bien. También vendí palmos, gasparitos, dulces, ciruelas, etc.

Ahora con los años, ya casi no puedo salir, ni cargar. Me vienen a dejar con el puesto y me vienen a traer, ya no cargo nada. Todos los días vengo a vender al centro del pueblo, y anualmente le pago al municipio por el derecho de piso para vender, por eso cuando es feria y me quieren cobrar más hago mis corajes, porque todo el año aporto. Muchas personas que vienen de otros lugares me compran. Antes los dulces costaban 2 centavos, ahora cuestan alrededor de 3 pesos.

Tengo 6 hijas, que levanté vendiendo. Desde que eran chiquitas me las llevaba conmigo, nunca las deje solas. Cuando era época de conflictos y echaban tiros, las metía debajo de la mesa de las ventas para protegerlas. Ahora ellas me ayudan mucho y me viven agradecidas, pues siempre vi por ellas para que nada les faltara.

Tiene como 50 años que comencé a hacer antojitos, empecé vendiendo en las fiestas. Fui la primera en vender antojitos en Teocelo. Actualmente los vendemos los fines de semana, nos acostamos hasta 3:30am por estar en la venta, sábados, domingos y lunes. Ahora el negocio es de mis hijas pero yo les apoyo. Se nos junta mucha gente. También mis hijas hacen tamales, tortitas de carne y chiles rellenos y yo los vendo el domingo.

Como no puedo estar con las manos quietas, mientras estoy atendiendo el puesto, me pongo a escoger café o desgranar maíz, si no lo hago, me desespero y me duermo. Inicio la venta como a las 10 de la mañana y me voy como a las 7. En feria, traigo unas lámparas y me estoy hasta las 11. Aprecio mucho el trabajo, y aunque mis hijas ya no quieren que trabaje, me gusta mucho, y hasta que Dios me de vida seguiré vendiendo, porque así he sacado adelante a mi familia todos estos años. Cuando me he enfermado y no saco mi puesto, la gente va hasta la casa a buscar los dulces.

También quiero mucho a los niños, cuando puedo les regalo una frutita, ahora me encuentro a muchos de esos niños que ya son grandes y me están muy agradecidos”.

Le agradecemos a doña Jovita el compartir su historia de vida con nosotros y la reconocemos como un personaje popular de Teocelo; sin duda, una persona muy trabajadora.

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